proyectom25@gmail.com
+34 605 363 851

Jessica Silva

Mi experiencia en el viaje a Guinea-Bissau, África fue más que un viaje, fue una experiencia inolvidable, llena de retos y cosas maravillosas que iban sucediendo en cada actividad que hacíamos, en cada testimonio que escuchábamos hasta cada persona que logramos evangelizar. 

Empezamos emprendiendo un camino 22 personas, todas de las cuales Dios designó para este año 2023, y Él como hace todo perfecto, así fue. Cada uno de nosotros fue clave para que estas dos semanas conviviendo juntos todo fluyera con amor y buena compañía.

Podría escribir un sinfín de páginas intentando narrar cada cosa que vivimos o por lo menos lo que yo experimente en esos 15 días, pero voy a destacar momentos que en lo personal impactaron mi vida. Emprendiendo un viaje por carretera de 7 horas casi al final del camino (nos quedaban 2 para llegar a la aldea de Guiledje), el motor dejó de funcionar, pero no dejó de funcionar la buena actitud, el compañerismo y la fe; este solo era el inicio de lo que viviríamos sabiendo que Dios respaldaba cada paso que dábamos. 

Una vez en la aldea, conociendo a cada persona que ha hecho parte en estos años en el proyecto M25, pude percatarme de todo lo que se ha logrado hasta ahora en cada uno de ellos, sus familias, jóvenes  y niños también. Ver cómo ellos viajan kilómetros con una mochila pero muchos con un estómago vacío para nutrirse de la palabra de Dios a través de los profesores de la misión. 

Pude experimentar que realmente estaba en África cuando entramos al primer aula de niños en Botchecul y nos explicaron el impacto que se estaba teniendo, y mientras el profesor nos hablaba, presenciar la mirada de los niños de asombro y agradecimiento. Ahí empecé a entender que todo lo que vi una vez en una foto y/o vídeo, es palpable y real, y todo el esfuerzo está siendo de bendición. En esa aldea pude experimentar el gozo de cada persona recibiendo la palabra, danzando y aplaudiendo, alabando sin cansancio… Pude presenciar en todo el viaje la simpleza de las personas que te llenan sin tener nada. También tuve el privilegio de recibir presentes de los misioneros como acto de agradecimiento, porque han entendido de la generosidad. Esto último para mi fue impactante y hermoso. De igual manera fue hermoso y muy especial escuchar de primera mano testimonios de vida que han sido transformadas en todo sentido, que tienen una convicción por el llamado de fe impactante que no se ve en muchos lugares y que así como nosotros ellos también tienen sueños, de ser deportistas, profesores, cantantes… Me llevo de cada uno su amor por su tierra y por la gente y el amor con que hacen todo. 

Por último, pero no menos importante, destaco la entrega de las audibiblias, la evangelización y el lavado de pies de los niños. En esto último, se me dio la oportunidad, y diría dicha, de poder curar heridas a los niños que necesitaran. Me impactó la fortaleza que tienen, muchos tenían heridas que al curarlas dolían, sin embargo ellos parecían no sentir dolor, pude presenciar su fortaleza e inocencia en medio de todo lo que se estaba haciendo. Esa misma noche al acabar con la entrega de los zapatos, a ellos y a su familia se les pasó una película en su dialecto “balanta” sobre la vida de Jesús, seguidamente los Pastores Ricardo y Mamasaliu hicieron un llamado para recibir a Jesús en sus corazones, esto fue un momento realmente impactante, ver como empezaron a levantar sus manos con euforia y gozo, ¡pude presenciar un avivamiento tan bonito y especial! Después de eso y al ritmo de los tambores y música de alabanza todos bailábamos con ellos celebrando sus nuevas vidas en Cristo. 

No olvidaré este viaje porque fue y es una experiencia única, requiere mucho esfuerzo en todos los sentidos pero vale la pena sin duda. 

Sé que Dios está con ellos y ellos se quedaron en nuestros corazones. 

Obrigada, Guinea-Bissau.

× WhatsApp