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ALEXIS DAVID SAÑUDO CARDACI

Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?

Romanos 10:14

He tenido la oportunidad de viajar junto con mi esposa a Guinea-Bissau de 2023 con el equipo de M25. Ha sido una experiencia hermosa desde el primer día. Hemos desarrollado fuertes vínculos con todo el equipo que viajó y con las personas de la misión de Guilejde. 

Para todos los que hacemos este tipo de viajes supone un desafío a nivel emocional y espiritual. A veces nuestras emociones nos hacen enfocarnos solo en lo difícil que puede ser la vida en algunas aldeas. Dificultades como la falta de agua, de comida o de servicios sanitarios. Es un gran desafío tener control de estas emociones para entender y dar gracias por el gran trabajo que se está haciendo, poco a poco. En el ámbito espiritual, nos desafía a mantenernos conectados y enfocados en Dios en todo momento, incluso desde antes del viaje, encomendando cada tarea realizada para que más vidas puedan ser cambiadas y transformadas por el mensaje de salvación. Somos desafiados a tener el corazón correcto, dispuestos a aprovechar cada día al máximo para ser de bendición y dejando nuestras quejas atrás.

En lo personal, este viaje suponía también un desafío físico. Ya que desde hace unos tres años y medio vengo batallando con mi salud. Un accidente de moto me ha cambiado la vida. Como secuelas, mi brazo izquierdo quedó completamente paralizado, mi columna vertebral está altamente afectada y sufro dolores musculares y neuropáticos de forma crónica. El haber estado tan cerca de la muerte generó en mi un cambio que me desafía a vivir al máximo la vida que el Señor nos regalo. No quería que todas mis dificultades frenaran la oportunidad de poder ser parte de este viaje. 

Para mi sorpresa, he podido disfrutar cada día y mis dificultades pasaron a ser completamente secundarias. 

Hemos podido hacer talleres con los niños de las aldeas. Hemos pintado la escuela Esperanza y el centro sanitario de la aldea de Botche kul. Hemos hecho tareas de evangelización en diferentes aldeas que aun no conocen de Jesús. Le hemos lavado los pies y puesto calzado a muchísimos niños. Hemos escuchado testimonios impresionantes de personas nativas que trabajan en la misión de Guilejde, y muchísimas cosas más. Pero más allá de todo eso, he regresado enamorado de África y de las personas que cada día trabajan allí por dar a conocer a Jesús, y comprometido con seguir siendo parte de esta misión, con la que tantas vidas están siendo transformadas.

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